Unos tíos de 500 años |
Primera mañana del año dos mil |
¡Cómo desearía que el padre Juan estuviera aquí ahora para darme consejo y aliento! Tal vez he provocado la ira del cielo, exponiendo a mi familia a la condenación de sus almas al hacerlos cómplices de este acto irresponsable. Pido perdón por mi arrogancia, mi vanidad, mi locura, y ruego a Dios me ilumine. |
Tal vez no todo esté perdido. Tal vez la suerte ha permitido reorientar mi pensamiento en el rumbo correcto. No lo sé. Usted podrá juzgarlo después de conocer los hechos. Un hombre como yo, como cualquiera, no tendría mayores posibilidades de sobrevivir en el pasado. Se le consideraría un loco, un hereje, un peligro para la estabilidad del poderoso. Sería quemado en las hogueras de la Inquisición, colgado de un árbol en Alabama, desterrado al castillo de la isla de If, lapidado en los muros de Jerusalem, calcinado en los hornos de Dachau. Para cambiar al mundo se necesita, antes que nada, cambiar al hombre. Provocando los cambios en el hombre, la esperanza de vida crece. |
Tercera mañana del año dos mil |
He notado cierto rejuvenecimiento en mis tejidos. |
Estoy seguro de que no se trata de un proceso que vaya a seguirse dando hasta convertirme en joven, sino de un fenómeno ocasionado por la teletransportación a la que me vi sujeto. Cuando se completó el proceso y traje a estos dos hombres de una época pretérita, sentí inmediatamente un deterioro físico inexplicable. Lo atribuí en principio al shock, pero no. Se trata de un envejecimiento forzado por la acción del viaje en el tiempo y que ahora, en las condiciones normales de vida, entraba en un proceso de compensación, para dejarme con la edad física que tenía antes de iniciar el experimento. |
Estoy absolutamente seguro de que fui teletransportado en el tiempo y que pude remontarme al año de 1524. El hecho de que no haya aterrizado en el lugar -en el sentido estricto de la palabra, porque no tengo memoria de eso-, no significa que no haya estado allí. Al sufrir mi cuerpo la descomposición molecular y al viajar esas partículas de mí mismo por el tiempo, la teoría me indicaba que se recompondrían al llegar a su destino. En vez de ocurrir eso, se dio el fenómeno de que tres seres vivos -los dos tíos y el corcel-, sufrieron a su vez la descomposición molecular para poder trasponer el tiempo en el futuro. Mis moléculas, de alguna forma, se conjugaron con las de ellos y de esa manera -por razones que todavía ignoro, pero que intuyo-, especialmente en el caso de Mekel que habla una lengua que desconozco, se entrecruzó cierta información de tipo cognoscitivo y así, en lo relativo al idioma, quedó establecida la intercomunicación. Ni él habla el castellano ni yo el quiché, pero es claro que podemos entendernos perfectamente. |
Te quiero más que a mis ojos, |
más que a mis ojos te quiero, |