El café de la esquina |
Al inicio del monólogo anterior, se verá únicamente a MIGUELITO. La luz entrará lentamente, hasta permitir ver un espacioso local, de esquina. Todas las persianas que dan a la calle del lateral están bajas y en las vidrieras se lee aW noL adimoC anihC. Hay dragones pintados y farolitos y el infantable espantaespíritus colgando. Una docena de mesas cuadradas de metal con sus manteles plásticos, floreros con flores artificiales y sillas de mal gusto y muy deterioradas, en colores chillantes; rojo chino, verde metálico, Jet black, están desperdigadas a lo largo del rectángulo que conforma la cafetería propiamente dicha. Un mostrador con caja registradora y la cocina al fondo, semi visible. Un ventilador de pie en un extremo y varias cintas matamoscas plagadas de esos insectos muertos penden del techo. Un almanaque con cromo que muestra un nevado paisaje alpino, todavía con la hoja de septiembre en su lugar. El LICENCIADO QUIÑÓNEZ ofrece un cigarrillo a MARÍA DE LOS ÁNGELES, quien se encuentra sentada a la mesa con MIGUELITO. La dueña de la cafetería DUEÑA LOLA, MARTITA MESERA y OLGUITA MESERA están en el sector del mostrador y la cocina. En su propia mesa, a lo largo del local, se encuentran DOCTHOR TUGA, LA CHIQUI, DOÑA MIRIAM y MAESTRO ZORRILLA. De pie, en algún lugar no muy visible, SARGENTO OTO, de civil, evidentemente borracho. Una línea, entre proscenio y espectadores, delimita la pared que da a la calle del frente, donde se supone la persiana metálica está cerrada. |
Automáticamente, todos miran hacia la calle. Se escuchan coros: Un pueblo unido jamás será vencido. Pueblo cabrón, por tu culpa no hay liberación. Carreras. Golpes. Uno que otro plomazo. Sirenas de ambulancias. |
Nuevos sonidos en la calle. Pausa. El LICENCIADO QUIÑÓNEZ busca algo en su portafolios sin éxito. Finalmente desiste. |
Nuevos disparos y gritos en el exterior. |
ZORRILLA se levanta como una exhalación y toma al hombrecillo de la muñeca dándole un rodillazo en los genitales. El borrachito cae fulminado y ZORRILLA queda estático, con un brazo en alto, blandiendo el arma. |
LA CHIQUI se prende del brazo del MAESTRO ZORRILLA y ambos se sientan a una mesa. El humo hace toser y maldecir a algunos. El LICENCIADO QUIÑÓNEZ muestra un papel. |
Afuera se escuchan vivas y mueras y balazos. |
Varios golpes contra la persiana. Algunos gritos histéricos de las MARTITA y OLGUITA MESERAS, LA DUEÑA y DOÑA MIRIAM y un gritillo felino de LA CHIQUI que se prende fuertemente del cuello de ZORRILLA. |
Todos fijan la atención en las propias. DOÑA MIRIAM señala en dirección a LA CHIQUI y el MAESTRO ZORRILLA. Por su expresión y la blancura de las piernas de la colegiala sobre los hombros del maestro en artes marciales se entiende que, semi ocultos por una columna, repiten otra vez el acto más antiguo de la creación. |
Misma decoración y personajes. Mucho humo y poca luz. El borrachito sigue tendido en el centro, inmóvil como los demás. |
La carcajada de ZORRILLA hace que todos vuelvan la vista. Tiene el calzón de la colegiala en la mano y lo agita como una bandera de rendición. Ella trata de alcanzarlo, pero aún subida en una silla no logra igualar la altura de ese gigante de dos metros y doscientas libras. |
ZORRILLA llega hasta la persiana, al frente de la escena, frota sus manos y se coloca con las piernas separadas y flexionadas a la manera de los luchadores de Sumo. Mira a LA CHIQUI y le sonríe. Ella le manda un tierno beso. Mete sus dedazos entre la persiana metálica y el piso y tira fuertemente hacia arriba. Nada. Intenta de nuevo. |
Aparta a ZORRILLA y trata de abrir. |
Un fuerte golpe en la persiana, seguido por gritos y más disparos. |
DUEÑA LOLA está sentada, con las piernas separadas y la falda metida entre ellas, mirando fijamente al hombre tendido en el suelo. El maestro de artes marciales dormita recostado en el pecho de la quinceañera que pasa apuros para acomodar esa gran cabeza entre sus senos. |
DUEÑA LOLA, con un grito de terror, señalando al SARGENTO OTO. |
ZORRILLA abre los ojos y trata de levantarse, pero la colegiala lo abraza. |
Con un movimiento circular rápido, ZORRILLA coloca a horcajadas sobre su pecho a la colegiala y la sostiene como una muñeca. |
ZORRILLA sienta sobre una de las mesas a la colegiala y se seca el sudor. Las MESERAS se mueven como hormigas limpiando, poniendo vasos y servilletas. Sirviendo. |
Las meseras parecen multiplicarse, y en un instante hay humeante comida frente a cada comensal. La DUEÑA supervisa ojo al Cristo la operación con amplia sonrisa o grave gesto, según el caso. ZORRILLA se abalanza sobre la sopa, y esa parece ser la señal esperada para que todos, excepto docthor tuga, empiecen a devorarla. |
Las dos ríen. La fría mirada de DUEÑA LOLA las hace hacer como que hacen. |
Nadie presta atención al ruido que llega de la calle. LICENCIADO QUIÑÓNEZ saca de su portafolios varios papeles. docthor tuga se pone de pie, con un gran libro en las manos. |
Hay un fuerte silencio en ambos lados de la cortina de metal. Afuera ya no se escuchan las carreras, gritos, maldiciones y disparos. Adentro, el LICENCIADO QUIÑÓNEZ y DOCTHOR TUGA están frente a frente, quietos, usando carta y libro como escudo protector. En el extremo de la cafetería, semi ocultos por la columna, el MAESTRO ZORRILLA y la colegiala hacen el amor sin moverse, sin reírse, en un pie, en una mano, adelante, atrás, atrás y adelante... |
Mismo decorado, mismos personajes. La cafetería totalmente a oscuras. Hay un largo silencio. |
Pausa pesada. Se enciende y apaga la luz. |
Nadie responde. El silencio es quebrado por la rítmica respiración del Maestro Zorrilla, quien ha separado las mesas para hacerse espacio, y suda copiosamente ejecutando extraños movimientos con brazos y piernas, girando, saltando con agilidad insospechada para alguien de su talla y peso. |
SARGENTO OTO permanece en el mismo lugar donde cayera, obstruyendo porción del área donde Zorrilla ejecuta su rutina. Todos contienen las respiración cuando el Maestro, con un empuje asesino y un alarido escalofriante, salta sobre el inerte miembro de la autoridad sin tocarlo siquiera. |
Voces, gritos y balazos afuera. El acre humillo se filtra por la rendija. Las luces parpadean. |
El LICENCIADO QUIÑÓNEZ mueve la cabeza negativamente. DUEÑA LOLA estira la cara y las MESERAS cuchichean. |
La luz parpadea y se apaga nuevamente. Una fuerte explosión afuera. OLGUITA sufre un ataque de nervios. Grita y patalea, estrellando su cabeza contra la cortina metálica. La intervención del MAESTRO ZORRILLA, tomándola del cuello y presionando la yugular, la hace perder el sentido. Juntan dos mesas y la acuestan encima. La visión de esa mujer que parece muerta sobre la loza de la morgue y del borrachito que sigue inmóvil en el centro de la escena, inquieta a todos. El LICENCIADO QUIÑÓNEZ conversa quedamente con DUEÑA LOLA y MARTITA MESERA llora en silencio, sentada a los pies de su compañera. DOÑA MIRIAM, con un movimiento involuntario que le es característico, parece desgranar un rosario de oraciones.docthor tuga duerme, el tronco recto, las piernas cruzadas a la manera oriental. |
Hay un siencio total afuera y adentro. Pausa larga. |
Risas de ZORRILLA y LA CHIQUI. |
DOÑA MIRIAM pega un grito y se desmaya. DUEÑA LOLA se pone de pie, pálida como un papel. Frente a ellas está el bolito, balanceándose. Para los demás parece ser lo más normal del mundo ver a SARGENTO OTO como si nada, que se hurga entre el pantalón, no se sabe si por el golpe en los testículos o porque busca su arma. |
Una fuerte carcajada de ZORRILLA interrumpe. Este se acerca, sin dejar de reír, llervando de lastre a LA CHIQUI. |
Pero ZORRILLA no puede concluir. Tiene un ataque de risa monumental. La colegiala ríe también. DUEÑA protesta. MESERA abre los ojos y se incorpora asustada, abrazándose con la compañera. El bolito hurga preocupado, la mano en la cintura. |
Una fuerte explosión en la calle es apenas evidenciada por todos que ríen, contagiados inevitablemente. Poco a poco dejan de reír y vuelve la calma. |
El aullido de la colegiala evita que ZORRILLA ataque a SARGENTO OTO. |
La energía eléctrica se restablece. ZORRILLA está sentado de espaldas. La colegiala, en su rincón preferido, mece entre sus brazos un bulto envuelto en toallas, ante la mirada de aprobación de LICENCIADO QUIÑÓNEZ y DUEÑA LOLA. SARGENTO OTO, muy discretamente, chequea si su arma está cargada, pero no le quita el ojo de encima a ZORRILLA. Afuera se escucha el rumor de vehículos que pasan. Sonido habitual de calle de ciudad. |
Toma a ZORRILLA de un brazo y lo hace girar. este muestra en vez de manos un par de muñones sangrantes. SARGENTO OTO, con gravedad profesional, toma la llave y le quita las esposas. |
Pausa. La colegiala en su apartada esquina, mece un bulto envuelto en una toalla, ante la aprobatoria mirada de LICENCIADO QUIÑÓNEZ y DUEÑA LOLA. SARGENTO OTO revisa su arma frente a las narices de la aterrorizada DOÑA MIRIAM. Media luz. |
ZORRILLA, sin mayor esfuerzo, levanta con los muñones la cortina metálica, lo que permite que entre la luz y aumente el sonido ambiente de la calle. |
MESERAS hacen como si hacen. Baja de intensidad la luz. Todos forman un círculo alrededor de ZORRILLA, que ha caído, desangrándose con varios balazos en la espalda. |
Deberá sugerirse que tres agujeros de bala en la persiana, dejan pasar sendos rayos de luz. |
DUEÑA LOLA y MESERAS se han perdido en el interior de la cafetería. Los demás, han salido por el público, dejando en el centro el ensangrentado cuerpo de ZORRILLA. |
Telón. |