Lectores Anónimos (Club Adictos al Libro)
 
Fue creado por Corleto a mediados de 1994. Dejemos que él mismo nos explique de qué se trata (Diario laRepública, 28 abril 1995):
    Lectores Anónimos, Club Adictos al Libro, se propone que la mayoría de los guatemaltecos tengan acceso a los libros de ciencia y ficción de autores nacionales y centroamericanos, principalmente, a los precios más bajos posibles y sin tener que moverse de su casa u oficina para adquirirlos.
    Esto es, al alcance de una estampilla postal, una llamada telefónica o un fax, sin recargo alguno por el servicio y pagando únicamente contra entrega de su pedido a total satisfacción.
    Además de este servicio exclusivo, le ofrece al lector un libro de regalo por cada dos que compre, un Certificado de Adicción para obtener descuentos del 10 por ciento en las principales librerías de la ciudad asociadas, ofertas mensuales, paquetes de regalo, novedades en publicaciones (algunas que no pueden conseguirse en librerías, supermercados o en libro usado), invitaciones a actividades literarias, bonos extra de regalo, varios libros al precio de uno, un premio anual para el adicto a la lectura más reincidente, sesiones de terapia de la lectura, y muchas opciones más que se anunciarán en los boletines mensuales que tendrán, además, información actualizada sobre el apasionante mundo de la lectura y que se darán a conocer también a través de los medios de comunicación.
    Este proyecto es posible gracias al apoyo de instituciones oficiales y privadas que han facilitado el acceso a las publicaciones y que han proporcionado la infraestructura mínima necesaria para lograr que cada día haya más adictos a la lectura en este país.
    Nuestro compromiso principal es con el autor nacional y centroamericano. Estamos seguros que a mayor número de adictos al libro, van a lograrse mayores niveles de calidad literaria y de producción del libro en el país.
    Sin embargo, no todo es color de rosa en el proyecto. Hemos detectado que, inclusive, algunas de las instituciones privadas y públicas que nos apoyan, ven con mucha preocupación esta tendencia.
    Me explico. Saben, por cierto, que si el número de adictos a la lectura crece sin control, en poco tiempo las discotecas, los moteles, los sindicatos, los clubes sociales y deportivos, los cuarteles, las iglesias, tendrán que convertirse en confortables bibliotecas las 24 horas; que los cines, auditorios diversos, al igual que las estaciones televisoras y los periódicos tendrán que implementar espectáculos y programas de lectura con cobertura nacional e internacional; que las compañías de viajes se verán forzadas a variar sus políticas y en vez de tours turísticos tendrán que ingeniárselas con tours redondos de lectura; que las oficinas públicas y privadas contarán con turnos específicos de lectura para sus empleados; que el presidente de la República y los funcionarios de Estado tendrán que destinar la mayoría de recursos disponibles en el Ministerio de Lectores Anónimos, con legaciones en todas las partes del mundo.
    El panorama es blanco y negro, según como se vea. El libro es en blanco y negro lo vea como lo vea. Los hay de todos los tamaños, temas, calidades. Pero como es cierto que en gustos se rompen géneros, trataremos de poner a la disposición de los adictos todo aquello que según las definiciones, descripciones y costumbres, está contenido entre dos cubiertas. No habrá limitación alguna, en principio, para tratar de hacer llegar a los adictos cualquier cosa que pueda leerse. Según esa premisa, Lectores Anónimos dará cabida a los autores famosos, consagrados, mediocres, desconocidos, superficiales, profundos, cuerdos, locos, por igual. Ningún autor o libro estará proscrito de sus listas. No será necesario, porque el público adicto, al final, es el único que podrá decidir si quiere o no leer tal o cual autor, tal o cual libro. ¿No le parece, además de otras cosas, democrático?
    Esté pendiente del último jueves de cada mes. Usted no estará solo. La cita es en el Instituto Guatemalteco Americano (IGA), a las 18:30 horas. No se pierda las sesiones de terapia de la lectura. Sólo para adictos.