© 1989: Manuel Corleto
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Fotos por Alberto (el Canche) Serra
Más allá de lo que nuestros ojos ven
Manuel Corleto
Los grandes proyectos nacen en la sombra. Y esto es totalmente literal. En la oscuridad, más allá de lo que nuestros sentidos puedan ver y registrar.
La historia está llena de hombres y mujeres que a pesar de sus limitaciones físicas han conquistado los umbrales de la eternidad y trascendido. Muchas culturas hacen mención de una percepción que va más allá de lo físico, una forma de utilización de esa capacidad que es inherente al ser humano pero que por alguna razón se ha ido perdiendo.
Cuando nos enfrentamos a un fenómeno de esta naturaleza, cuando conocemos a alguien que parece ser poseedor de una especie de tercer ojo, de sexto sentido, simplemente negamos la posibilidad porque está afuera de nuestra propia comprensión. Los esquemas de nuestra mente, estructurados por los factores culturales de una sociedad, no rebasan los límites impuestos so pena de ser considerado, por definición, un antisocial y rechazado. Con el niño, el idiota, el inocente, por su misma condición, hay una mayor capacidad de tolerancia; pero nada más.
Recientemente me he visto envuelto en una experiencia que a simple vista podría considerarse un fraude. Un fotógrafo me hizo un retrato. Eso parece ser lo más normal del mundo, excepto por un detalle. El es totalmente ciego.
Fui citado en su estudio de la novena avenida zona 1, frente al Instituto Central para Varones. Alberto Serra Ibarra en persona me recibió. Yo ya lo conocía porque asistí a una dramatización de su poesía en el Teatro de Cámara, con motivo de la celebración de las Bodas de Oro como actriz de María Teresa Martínez. Un escritor ciego, pasa. Pero un fotógrafo...
Conversamos largamente. Su pasión por Neruda. Su accidente a los veinte años cuando perdió la vista. Su gusto por las artes marciales. Su trabajo en la clínica donde practica algún tipo de terapia. Su galería de artistas.
Me mostró la pared tapizada de fotografías de las más grandes personalidades del arte escénico. Recordé que durante algún tiempo, en el vestíbulo del Teatro de Cámara, estuvieron expuestas otras fotografías suyas de actores y actrices, las cuales no volví a ver más y que aparentemente fueron extraviadas en forma maliciosa e irresponsable. Me habló entonces de su proyecto de crear la galería permanente en algún lugar donde las fotografías estuvieran relativamente seguras.
Una galería de fotos de artistas, pensé, la preservación de la imagen para que las futuras generaciones conocieran a través del ojo del fotógrafo Alberto Serra Ibarra y conste que digo a través del ojo del fotógrafo sin ninguna duda, cuyo apelativo de ciego no es más que puramente circunstancial. Un lugar manejado por alguna asociación, fundación, ONG, o algo por el estilo, porque en una dependencia estatal ni pensarlo en las actuales circunstancias de descuido y abandono.
Y allí estaban las ampliaciones a todo color, bellamente enmarcadas, de varias decenas de personalidades del arte, entre las que destacan María Teresa Martínez, Jorge Alvaro Sarmientos, Julio Díaz, Rafael Pineda, Yolanda Williams, Herbert Meneses. Miré las fotos, lo miré a él y estaba listo para que me hiciera la mía.
Yo seguía pensando, incredulamente, en la imposibilidad de que alguien que no pudiera "ver" tal el caso de Alberto Serra, fuera capaz de planificar el encuadre, el ángulo de la cámara, la cantidad de luces, intensidad y ubicación de las mismas. Y luego ver la posición del sujeto, el contraste de la luz, las sombras, los colores del vestido, etc.
A lo largo de la sesión, mientras él me hablaba para motivarme a lograr la expresión deseada, mientras instruía a su gente para resolver los problemas técnicos, mientras hacía una y otra toma, fui despojándome del excepticismo y aceptando, sin reservas, que el verdadero artista se expresa con el corazón. Que lo que uno mira o cree mirar no es más que una ilusión. Que los ojos del alma no están donde los libros de anatomía dicen que tenemos los ojos.
Quise compartir con ustedes la experiencia y el magnífico resultado. Cuando aprecian las fotografías, salta a la vista, ¿o no?
Photos by Alberto (el Canche) Serra
Beyond what our eyes can see
Manuel Corleto
The great projects are born in the shadows. And that affirmation is completely literal, lying in the dark, beyond what our eyes can see and register.
The history is full of the names of men and women who in spite of their physical limitations have conquered eternity's boundaries and transcended. Many cultures talk about a perception that overpasses the physical meaning, of a way of utilization of the capacity that the human being has but for one reason or another is being lost.
When we face a natural phenomenon, when we meet someone who seems to have a kind of third eye, we plainly deny the possibility because it is something out of our own comprehension. Our mind schemes, structured by the cultural factors of our societies, can't go farther but in the risk of being considered, by definition, an anti social and a reject. With the children, the idiot, the innocent, by his own condition, there is a lot more tolerance; but nothing else than that.
Recently I have been involved in an experience that could be considered a fraud. A photographer made a portrait of me. That seems to be the most normal thing in the world except for one detail. He is totally blind.
I was expected in his study in the Ninety Avenue Zone 1, in front of the Instituto Central para Varones. Alberto Serra Ibarra met me in person. I knew him in the Teatro de Cámara in the celebrations of the Fifty Years of Professional Life of the actress María Teresa Martínez. A blind writer can be possible, but a blind photographer
We talked about one of his passions: Neruda, the poet. He told me about the accident when he was twenty years old that cost him his sight. I learned about his job as a therapist. And I saw his Artist's Gallery.
He showed me a wall full of pictures of the great theater personalities. I then remembered that for a season in the Teatro de Cámara hall, there where exposed several of his pictures depicting actors and actresses, but I didn't see them afterwards. May be they were lost in an irresponsible and malicious act, you never know. Anyway he talked to me then of his Artist's Gallery project in some safe place for the photos to stay in a permanent exposition to be seen by everybody.
An Artist's Gallery, I thought, the image preservation for the future generations to see thanks to the eye of Alberto Serra Ibarraand when I say thanks to the photographer's eye I say so without regrets, whom is very circumstantially blind and nothing else. A gallery managed by some association, foundation or something like that, because run in a State dependency, in Guatemala, is beyond imaginationfor the actual experiences of the lack of diligence and abandon of the government toward the preservation and care of art and patrimony.
And there were all those full color pictures, beautifully framed, of several dozens of personalities, such as the actress María Teresa Martínez, the composer Jorge Alvaro Sarmientos, the actors Julio Díaz, Rafael Pineda, Yolanda Williams, Herbert Meneses. I saw the pictures, I saw him and everything was ready for my shots.
I continued thinking, with incredibility, in the possibility of someone who can't actually seesuch as Alberto Serra himselfcould be capable of the setting of the image frame, the camera angles, the amount of intensity and location of the lights. And later see the subject position, the light contrast, the colors of the background and the vestments, etc.
Trough the photographic session, while he was talking to me, trying to motivate me and get the desired expression, while he instructed his people about the technical problems, while he was shooting and shooting, I begun to drop the incredulity and to accept, without reserves, than the real artist expresses himself with the heart. That what we see or we think we see is but an illusion. That the eyes of soul are not in the place where the anatomy treaties say we have the eyes.
I wanted to share with you the experience and the wonderful results.
When you see the pictures, you are sure the photographer has a good eye, don't you?
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